Yo no salí a la calle aquellas noches, ni siquiera recibí uno de esos famosos sms. Aún así, recuerdo el estado de shock vivido aquellos días y aún lo recuerdo como ayer. Un ayer de cuatro años de duración.
Pienso en las mentiras vertidas entonces, no puedo evitarlo. Pienso en ministros negando la mayor ante todo el pueblo, a sabiendas de lo que hacían. Pienso en la polítiquilla cínica antepuesta a la Política. Y antes de eso, pienso en la venta del país a los intereses extranjeros, por estar ahí, por salir en la foto. Por pensar, hasta pienso en las familias que pagaron por esa foto.
Ahora, después de tanta cortina de humo, y tras una sentencia judicial, podemos vislumbrar con certeza que todo un Gobierno de la Nación se intentó agarrar al sillón con mentiras y por suerte no lo consiguío. Que hizo caso omiso de los informes de la policía y de sus propios servicios de inteligencia y elaboró su teoría, muy alternativa por cierto. Pero lo hicieron, mintieron, hubo mala fe, intencionalidad y sobre todo, muy poca vergüenza.
Y hoy siguen ahí. Ofreciendome reducciones de impuestos, gestión económica anticrisis mundiales, rectos valores cristianos, la unión de este sindios de país y mano dura con los malos. Lo que no me ofrecen es olvido, y es que no puedo olvidar que esas mismas caras me miraron a través de la televisión y mintieron en el asunto más importante que tuvieron que gestionar a lo largo de ocho años.